Se estima que cerca de un 30% de las empresas sufren distintos hurtos internos y externos. En algunas situaciones puede tratarse del “robo hormiga”, realizado por los propios empleados, y en otras de sustracciones realizadas por personas que visitan la empresa, sobre todo en oficinas de mucho tránsito.
Entre los delitos más denunciados se encuentran el robo de computadoras, saqueo de la caja chica, pérdida de elementos de papelería, o incluso la filtración de información crítica para el negocio, como por ejemplo, claves bancarias o datos de tarjetas corporativas o de clientes.
Este tipo de inconvenientes pueden generar pérdidas importantes de dinero y conflictos legales. Por eso es importante tomar las medidas necesarias para prevenirlas o para identificar rápidamente a los responsables en el caso de que sucedan.
Lo primero que se debe hacer es un diagnóstico para determinar cuáles son los puntos vulnerables de la empresa en el que se incluya: sistema de alarmas y video vigilancia, personal de seguridad privada, selección de empleados y resguardo de información contable de la empresa.
También es recomendable la identificación de los empleados que ingresan a la empresa por medio de sistemas de control de acceso. Este tipo de implementaciones, sobre todo las que funcionan con sistemas de identificación biométrica (lectura de la huella dactilar), sirven para tener un registro claro y en tiempo real de quienes ingresan en la empresa, sean empleados o visitantes. Pero además, se pueden utilizar para impedir el ingreso de personas ajenas a determinado sector. De esta forma, si se coloca un lector de huella dactilar conectado a una cerradura electrónica en el ingreso al sector administrativo, o donde se aloja la caja chica, se podrá controlar que solamente ingresen aquellas personas autorizadas. Lo mismo para otros sectores donde se resguarde información delicada.
La posibilidad de contar con un informe en tiempo real de quiénes ingresan a qué sector permite a la vez que, en el caso de que se registre un robo, se pueda saber inmediatamente quiénes estaban en ese sector en el momento del siniestro para reducir los sospechosos.
Otro punto importante a tener en cuenta es la contratación de la seguridad privada. Al hacerlo, es fundamental chequear que se trate de una empresa con experiencia y que capacite a su personal continuamente para estar al tanto de las nuevas modalidades de fraudes y robos posibles.
Existen también distintos cursos y capacitaciones que se les puede brindar a los empleados de confianza, principalmente a los que tienen acceso al dinero, para que puedan prevenir ciertos tipos de robos y chantajes.
La seguridad de la información crítica de la empresa no debe ser menospreciada. En este tema es indispensable consultar a un profesional que pueda asesorar sobre las mejores medidas de seguridad de datos para evitar que cualquier persona tenga acceso a la información delicada.
Por último, para aquellas situaciones que no se pueden prevenir de otra manera, es buena idea adquirir pólizas de seguros para protegerse, por ejemplo, en caso de pérdida de equipos, mercancía u otros bienes que se encuentren dentro de la compañía.
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